Un informe profesional que llegó al Senado de la Nación asegura que, en lugar de ser la solución para los residuos sólidos urbanos, la planta de Overa Pozo puede convertirse en un dolor de cabeza para los tucumanos.
Desde hace una semana el predio estatal, emplazado a unos 50 kilómetros al este de San Miguel de Tucumán, recibe la basura que generan seis municipios del área metropolitana: capital, Yerba Buena, Banda del Río Salí, Alderetes, Las Talitas y Tafí Viejo.
En tanto, Pacará Pintado, que funcionó como centro de disposición final de los desechos durante seis años, hoy devino en sitio de clasificación de los residuos.
Afligido por la presunta contaminación de la cuenca Salí-Dulce, el senador nacional por Santiago del Estero, Emilio Rached (UCR), elevó a la Cámara Alta un documento técnico elaborado por el geólogo Julio César Plano. El informe del profesional es categórico: Overa Pozo producirá una alteración al medio y al paisaje, "actualmente sano, limpio, ordenado y equilibrado por cultivos de granos y caña de azúcar".
El dictamen integra los fundamentos del proyecto de declaración presentado por Rached y por su par tucumano José Cano (UCR), mediante el que expresaron su preocupación por las consecuencias que puede ocasionar la flamante planta de tratamiento de los desechos. "El depósito de residuos originará vectores de transmisión de enfermedades al proliferar moscas, mosquitos, ratas y otras alimañas. Esto pondrá en peligro los numerosos ensayos agrícolas que realiza la subestación de Monte Redondo, perteneciente a la estación Obispo Colombres. Traerá como consecuencia el desarrollo de epidemias y plagas que producirán verdaderos desastres y enfermedades a las poblaciones cercanas y a los niños que asisten a la escuela primaria de la zona, distante a tres kilómetros en línea recta de Overa Pozo", añadió.
En cuanto a los aspectos técnicos, Plano aseguró que el suelo de la zona es sumamente permeable, lo que ocasionará que los líquidos lixiviados puedan contaminar las napas freáticas surgentes, "que hoy son de buena calidad física y química en la zona y con el agravante de contaminar la cuenca hidrogeológica de Isca Yacu, en Santiago del Estero, debido a la pendiente de la zona". Otro factor que se debe tener en cuenta, según el geólogo, son las características de los vientos. Señaló que llegan a soplar con gran intensidad (alcanzando los 100 kilómetros por hora) y variada dirección, "lo que acarreará olores nauseabundos en toda la zona".
También, el profesional alertó respecto de que la existencia de zonas inundables y los procesos de erosión hídrica y eólica terminen por afectar la estabilidad de las celdas de recepción de los residuos. "Es una zona de riesgo sísmico; al existir temblores de diferentes magnitudes afectarán la resistencia de las celdas, con el riesgo de tornarse inmanejables", planteó.